Malta es un destino increíblemente barato, una isla repleta de rincones interesantes que se puede explorar tranquilamente en autobús, donde se come muy bien por cantidades razonables y que posee ciudades y playas dignas de mención. Ningún viajero exigente se sentirá defraudado, y su bolsillo, menos todavía.
Preparar nuestro viaje es tan sencillo como contratar un hotel en la zona de Sliema-St.Julian’s, que en temporada baja no nos costará más de 100 euros en habitación doble durante cuatro noches. A continuación, acudiremos a Ryanair en busca de un vuelo low cost, que puede conseguirse, si se mira con tiempo, por cifras ridículas (a mi me costó 25 euros ida y vuelta). El resto es coser y cantar. Ni siquiera es necesario llevar maleta. El clima de Malta es muy agradable y bastante constante, tanto de dia como de noche.
Os propongo un itinerario básico, que debe comenzar evidentemente por la capital y sus ciudades anexas. Desde el aeropuerto cogemos el autobús nº 8, cuya parada está justo en frente de la puerta de llegadas. Éste autobús nos deja en el punto neurálgico de la isla, luego de un trayecto de 45 minutos, la Plaza del Tritón, justo a la entrada de la fortaleza. Recorrer Valetta nos puede llevar buena parte del dia, asi que recomiendo comer allí y tomarse algún helado en los elegantes cafés que pueblan sus preciosas calles. A media tarde, podemos dirigirnos a las Tres Ciudades, Conspicua, Victoriosa y Senglea, quizá la parte urbana más hermosa del país. Hay bastantes autobuses que nos dejan allí, desde la Plaza del Tritón, que actúa como central de transporte. Los nº 1, 2, 3, 4 y 6 que no tardan más de 20 minutos. Recuerdo que los precios del transporte público oscilan entre los 50 céntimos y el euro si se trata de un servicio express.
Para regresar al hotel hay que coger de nuevo cualquiera de esos buses y desde la Plaza del Tritón tomar otro de la serie 60 (62,63,64,65,67,68). La cena en los restaurantes del interminable paseo marítimo, surcado de parques y en el que se han habilitado escalerillas para que la gente pueda bañarse en la propia costa, no nos debe salir por más de 10 euros por persona.
Al dia siguiente podemos emprender una excursión a la parte más salvaje del país. Desde Sliema podemos coger el bus nº 645, que nos dejará en Cirkewwa, donde se toma el ferry que conduce a las islas de Gozo y Comino. Es preferible, una vez en Gozo, alquilar una embarcación para ir a la Blue Lagoon, una zona increíblemente transparente cuyas aguas nos permitirán relajar el cuerpo y disfrutar del Sol en un rincón verdaderamente privilegiado. Desde 7 u 8 euros se puede contratar el barquito, regateando con el propietario. Antes de comer, podemos regresar a Mgarr, donde nos había dejado el ferry, y tomar el bus nº 25 hacia la capital de la isla, Victoria. De allí parten autobuses a todas las partes de la isla de Gozo, aunque recomiendo el trayecto que nos dejará en la Azure Window, un acantilado hueco bastante curioso. Podemos tomarnos el tiempo que deseemos en explorar esta zona. Con cuidado de no perder los autobuses de regreso, que en temporada baja, suelen salir por última vez sobre las ocho de la tarde.
El tercer dia estará dedicado a los templos megalíticos. Malta es una confluencia de pueblos invasores pero ha preservado los restos de las antiquísimas poblaciones autóctonas. El más impresionante es el llamado Hypogeum, en la zona metropolitana de Valetta (Paola), aunque para poder entrar, -solo se admiten 8 personas por visita- es menester pedir cita con bastante antelación. Tanto da si vamos a los templos de Hagar Qim-Mnajdra (bus 38 o 138) o a los de Tarxien (bus 27) desde la Plaza del Tritón. Son muy similares. Por la tarde yo acudiría a Mdina-Rabat, la antigua capital de Malta, el bus 65 nos lleva directo desde Sliema. Es quizá la ciudad más monumental, con permiso de Valetta, la mejor conservada y la más coqueta. Podemos pasear durante horas y tomarnos algo en alguno de sus rincones chic, donde con frecuencia los camareros van vestidos con trajes de época.
El último dia antes de tomar el avión al siguiente, podemos dedicarlo a explorar las poblaciones marineras del sur, especialmente Marsaxlokk, uno de los rincones más hermosos del Mediterráneo. El mismo autobús 27 nos deja allí, y es inevitable tomar un menu de pescado fresco por solo 7 euros por persona, luego de un paseíto admirando las barcas ancladas en la bahía, los tenderetes de souvenirs, y a los lugareños faenando, construyendo redes, pintando sus botes…
Para aquellos que gustan de traerse un bonito recuerdo, en Malta las chucherías están a buen precio. Pueden dedicar la tarde de este último dia a mirar tienda por tienda en Valetta, libros, caballeros de la Orden de San Juan hechos en resina, cristal nacarado… háganlo antes de ir al aeropuerto, donde los precios se incrementan un poquito.
Feliz viaje.