La verdad es que no sé como empezar este artículo, pero no podía callarme. Lo que está sucediendo últimamente en este país es surrealista. Los planes de ahorro que se están aprobando parecen idea de niños de 10 años.
Cuando oí de refilón que estaban planteando la reducción del límite de velocidad en autovías y autopistas de 120 a 110 km/h creí que era una broma. Cuando confirmé lo que había oído y empecé a escuchar las razones esgrimidas por los distintos miembros del gobierno: ahorro de combustible, seguridad vial, reducir número de muertes en carretera… casi me convencen, pero a los pocos días, ¿o fueron horas?, salió la idea de reducir a la mitad el alumbrado de las carreteras.
Pero, ¿creen que somos tontos?, es decir, vamos a reducir la velocidad a 110 y para estar más seguros apagamos la mitad de las farolas (será para que no nos deslumbren), ya se sabe que es muy mala la luz por la noche en las autovías, eso de iluminar el carril es dañino para la salud.
¿Tan mal está la economía para hacer estas chorradas? O tenemos que pensar mal y preguntar quienes son los fabricantes de las pegatinas que nos van a costar un riñón para una ley que caduca en junio. Y lo de las farolas, menos mal que al final alguien pensó en su amigo que fabrica las bombillas led y dijo, ¿y si en lugar de apagar las farolas cambiamos las bombillas de todas por las de bajo consumo led?
Todos estos parches están dejando la imagen de España a la altura del betún, pero no sólo eso, escuchar las excusas que pone este gobierno es cuanto menos vergonzoso. Eligen una excusa y la repiten como loritos. Si en EEUU y unos pocos países más tienen el mismo límite, es como si el resto del mundo no existiera, en concreto esos países son los que tienen la razón. Si ellos se tiran por un puente, nosotros también.
Pero por qué, siguiendo la misma política, no tiene razón Francia con el tema de las centrales nucleares, o Finlandia y los países nórdicos con las ayudas a la natalidad, o porqué los salarios no son como en Alemania. Siempre ponen la excusa, la comparativa con lo que aquí en España es más barato, pero nunca nos dicen que nuestro salario es muy inferior al de otros países.
Pero esto es España, un país donde los sindicatos tragan todo lo que haga falta siempre que el color del gobierno sea rojo pasión y el color de sus cuentas bancarias sea siempre verde esperanza o verde brote, y con muchos ceros a la derecha.